UNA MIRADA AL PASADO QUE SIGUE
LATIENDO
En un foro cargado de memoria y compromiso, "A 30
años del EZLN: memoria y dignidad", organizado en
la UAM Xochimilco, la comunidad universitaria
recordó, reflexionó y se encontró de nuevo con la voz
de los pueblos zapatistas. Lo que parecía un ejercicio
de memoria histórica, pronto se transformó en un
encuentro vibrante que conectó generaciones,
saberes y luchas vigentes.
El EZLN, que el 1 de enero de 1994 lanzó su
emblemático "¡Ya basta!", dejó de ser solo un
acontecimiento del pasado para cobrar vida como un
símbolo de dignidad, resistencia y creatividad.

UN LLAMADO QUE SACUDIÓ AL PAÍS
El foro comenzó con un contexto claro: el
levantamiento zapatista fue una respuesta urgente a
siglos de despojo, abandono y racismo contra los
pueblos indígenas de Chiapas y del país. Como
recordó el moderador Eduardo Juárez, los zapatistas
no solo hablaron de desigualdad, sino que
visibilizaron lo invisible, dando rostro a quienes
siempre estuvieron ahí pero sin voz ni derechos.
El maestro Antonio Paoli Bolio relató cómo los años
previos al EZLN estuvieron marcados por la violencia
estructural en Chiapas: caciques que poseían 10 mil
hectáreas de tierra y trataban a las jóvenes indígenas
como "propiedad". Los frentes campesinos
reprimidos y los movimientos indígenas de los años
70 y 80 sembraron el terreno. “La rebelión zapatista
no surgió por generación espontánea, fue el
resultado de años de injusticia y resistencia
silenciosa”, explicó.
FOTOGRAFÍA: LA LENTE QUE DENUNCIA

El foro brilló también al recordar el papel de la
fotografía en el levantamiento. El maestro Pedro
Valtierra, uno de los fotoperiodistas más
reconocidos del país, relató cómo su lente capturó la
realidad de Chiapas desde 1978. Entre sus relatos
destacó una fotografía icónica: mujeres indígenas
enfrentando soldados armados, una imagen que
recorrió el mundo y desafió la narrativa oficial que
los presentaba como "manipulados extranjeros".
“El fotoperiodismo no solo documenta, denuncia.
Cada imagen que tomamos tiene una posición,
porque compartimos una mirada que reta a los
poderosos”, comentó Valtierra.
Por su parte, Francisco Mata Rosas, también
fotógrafo y académico, recordó el impacto del
zapatismo en la narrativa visual. El EZLN cambió la
manera de mirar: “El subcomandante Marcos nos
enseñó a construir otros mundos, a través de las
fábulas, del cuento y, claro, de la imagen. La
fotografía no solo registra, transforma la realidad
cuando invita a cuestionarla”.
EL MURAL DE TANIPERLA: CUANDO EL ARTE RESISTE

Si la fotografía fue la lente de la denuncia, el
muralismo comunitario fue el pincel de la
representación colectiva. La maestra Fabiola Ariza,
continuadora del legado del maestro Sergio Valdés
Rubalcaba, narró la historia del mural de Taniperla,
símbolo de resistencia zapatista.
El 10 de abril de 1998, día de la inauguración del
primer municipio autónomo rebelde, se pintó el
mural “Vida y sueños en las cañadas del río Perla”.
Horas después, el ejército destruyó el mural,
saquearon la comunidad y detuvieron a varios
activistas, incluido el maestro Valdés.
Sin embargo, como explicó Ariza, el mural
sobrevivió:
• Fue replicado en 50 ciudades del mundo por
colectivos solidarios, incluso en las torres de
la Sagrada Familia en Barcelona.
• Se convirtió en un símbolo del mandar
obedeciendo, una filosofía zapatista en la
que la comunidad pinta, se representa y
cuenta sus historias.
• Años después, estudiantes y académicos de
la UAM reprodujeron el mural como un acto
de memoria y resistencia.
TRANSFORMACIONES INVISIBLES PERO REALES

Uno de los puntos clave del foro fue desmontar la
idea de que “nada cambió”. Aunque muchos
problemas persisten, la lucha zapatista trajo
transformaciones tangibles e intangibles:
1. Recuperación de tierras: Más de 300 mil hectáreas
fueron tomadas por comunidades indígenas, más
que en toda la Revolución Mexicana.
2. Cambio cultural: Relatos sobre cómo en los años
80 un policía indígena en Chiapas era motivo de burla
o humillación quedaron atrás. Hoy, la dignidad
indígena ha ganado espacios irrenunciables.
3. Educación y salud: La UAM Xochimilco, en
colaboración con comunidades, ha impulsado
proyectos de clínicas, educación bilingüe y formación
de promotores de derechos humanos.
El maestro Paoli Bolio recordó cómo la universidad
creó 36 clínicas en la zona de conflicto, atendiendo
partos y salvando vidas, y cómo la educación
modular se vinculó directamente con las demandas
sociales.
UN LEGADO DE PREGUNTAS Y ACCIONES
¿Qué nos dejó el EZLN? Esa fue la pregunta que cerró
el foro. La respuesta fue unánime: un legado de
preguntas. Los zapatistas no ofrecieron respuestas
simples; llamaron a actuar en cada territorio, en cada
comunidad. Como bien lo señaló Ariza: “No nos
necesitan en Chiapas. Nos necesitan donde estamos,
con lo que sabemos hacer”.
El foro concluyó con la voz de los jóvenes que, entre
lágrimas, reconocieron que el zapatismo es una luz
de esperanza en medio de la desesperanza: “Nos han
robado el futuro, pero el zapatismo nos recuerda que
la utopía sirve para caminar. Ahí, en nuestros barrios,
nuestras aulas, tenemos que actuar”.
LA DIGNIDAD NO SE RINDE, RESISTE

Con estas palabras zapatistas, el foro cerró no solo
con aplausos, sino con un compromiso renovado. La
exposición fotográfica en la Plaza Roja de la UAM y el
mural de Taniperla son recordatorios vivos de que la
memoria no es un acto pasivo, sino un llamado a la
acción.
A 30 años del “¡Ya basta!”, el EZLN nos sigue
invitando a mirar, actuar y transformar. Porque,
como dijeron los zapatistas: “Cuando amaine la
tormenta, el mundo será algo mejor”.
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